diumenge, 29 de juny del 2014

Breve encuentro

Atravesando las arterias del cementerio de Rollin, zozobro cabizbajo en mi ocaso, circulando plomo por las venas de la carne que arrastro sordo, entre efluvios gorgoteantes de hedor maligno, abismándome en mí mismo todos los días hasta el infinito de la repetición. Hoy la gibosa se encuentra en una fase que repetirá cada mes, como sometiéndose a un ciclo eterno, sin otra alternativa, como quien sangra cada periodo, esclava de una naturaleza, escuela de Satán.

Súbitamente, ante mí, una Ebony Big Ass sobresaliendo de una tumba a falta de espacio vital, impeliéndome, ante tamaña provocación, a adentrar mi bestia tumefacta a través de las Criptas de Lieberkunn y a continuación las Columnas de Morgagni, habiendo llegado, no sin maquinal agitación, al arrobamiento. Al salir del agujero negro, miles de gusanos habían entrado por mi uretra e iban devorando, cual pirañas, el interior de mi verga, que desapareció como tal en breves instantes. Un chorro de sangre de plomo plateado brotaba de mi entrepierna sin pausa.



En la encrucijada del cementerio se erguía un árbol invertido con tres raíces apuntando al cielo, tres troncos y dos gruesas ramas en tierra. Me ahorqué en la rama derecha. Mis pies apuntaban hacia el cielo desafiando la gravedad y el chorro de sangre continuaba como hasta el final de los tiempos, algo difícil de concebir.

La atroz composición fue conceptuada como obra de arte titulada "Fuente", firmada por Bruce Naumann y trasladada a la Place de la Concorde.

He alcanzado la inmortalidad en vida: miles de curiosos admiran boquiabiertos la fuente no sin admiración. Soy grandioso.
 

Incluso pude deleitarme en 1979 con el tema Oxigène 4 de Jean Michel Jarre en el famoso concierto que reunió a un millón de personas en la plaza.

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